Preocupaciones del Maestro Shigeru Egami en sus últimos años
Egami ha sido un auténtico prodigio de karate. Dedicaba toda su vida a desarrollar su propio estilo. Gozaba de muchos discípulos que le respetaban. Con él evolucionó el karate en general. Nadie podía haber aportado más al karate.
Pese a las enfermedades que padecía en sus últimos años, su pasión e inquietud jamás se vieron mermadas. Hasta el último momento se preocupaba por transmitir mejor su mensaje.
"Para superar el karate tradicional y hacerlo evolucionar, me he precipitado demasiado al poner tanto énfasis en el alma?".
"Sería mejor obligar a los alumnos de primer dan hacia arriba a practicar el tsuki con el makiwara?".
Sus preocupaciones eran infinitas, lo cual manifestaba que él siempre mantenía su pasión por el karate y se preocupaba por conseguir una mayor eficacia en el método de enseñarlo.
Otra preocupación se basaba en el temor de que su estilo se hubiera convertido en una forma sagrada, intocable e inmodificable. De ser así hubiera resultado paradójico, puesto que él, de joven, se reveló contra la Kyokai que había convertido todo en algo intocable.
Me atrevo a decir que la mayoría de sus preocupaciones venían de la debilidad mental de la juventud.
"Muchos jóvenes vienen a visitarme, pero se callan y no me preguntan nada. No hacen más que mirarme, imitarme, no entiendo qué quieren de mí. Parecen que cuentan sus visitas. El que habla siempre soy yo y me dejan agotado y triste al final ...".
"Si en el entrenamiento critico a un joven o le advierto de algo, se le encoge el corazón y algunos no vuelven a entrenar. Ya no hay jóvenes firmemente dispuestos a buscar la verdad con tesón y sin desanimarse, siempre con enormes ganas de aprender? .... " .
Como suele decirse, los jovenes de hoy ya no tienen nada que ver con los de antes. No quieren duros trabajos, sólo quieren alcanzar la meta sin hacer esfuerzos y mediante un camino fácil. Esto lo explica fielmente una película cuyo título me hace tanta gracia, como es "Cómo ascender en tu empresa sin duros esfuerzos".
El logro de la civilización nos permite disfrutar una vida cómoda y fácil. Los jovenes siempre tienen la enorme ventaja de tener los logros a su alcance. Desgraciadamente una vez acostumbrados a la comodidad, son incapaces de pensar que en cada logro hay implícitamente muchos años de esfuerzos y de investigación. Ellos no llegan a pensarlo y su mentalidad es débil.
Los jovenes alumnos de Egami comparten esta debilidad de sus coetáneos. Deberían remontarse a aquellos años duros de entrenamiento para entender, revalorizar y aprobar definitivamente los logros conseguidos por los maestros. Pero quién hace este ejercicio?
A Egami le horrorizó ver a los jovenes imitar sus logros, transformándolos en unas meras formas. Esto ocurrió con la técnica IRIMI, que debe practicarse con desafío ante cualquier ataque del contrincante y con una fuerte disposición mental. Sin embargo los jovenes la practican sin ese desafío y sin esa disposición la convierten, encima, en una mera forma de esquivar.
Los jovenes están cambiando, y con este cambio hay que modificar el método de enseñanza.
Pero cómo modificarlo?.
De ahí viene su intención de empezar a introducir en el entrenamiento el makiwara que había descartado como inútil. Los alumnos deberán practicarlo, sentir dolor físico y entender la inutilidad del aparato para alcanzar el nivel superior.
"Oye, Hironishi, Qué opinas tú sobre la tendencia a huir de esta juventud?".
"Qué quieres que te diga? No hay arreglo fácil. Mucho tiempo necesitaremos para ver si esta tendencia aumenta o se mantiene a este nivel. Luego se nos ocurrirá alguna solución".
"Tú puedes decir eso porque gozas de buena salud y tienes tiempo. No estoy en tu misma situación y por eso quisiera que me dieras alguna solución".
"La verdad es que no tengo ninguna".
Mi amigo Egami ha muerto.
Yo debería seguir con su deseo de animar a los jovenes. Pero estoy cansado. Físicamente me encuentro bien, pero su muerte me ha debilitado y estoy muy cansado. Ahora me da la sensación de vivir en un enorme vacío. No podré reponerme de este cansancio.
Yo debería decir que seguiré realizando los sueños de mi amigo, pero no puedo. Mis palabras sonarían falsas. No podría decirlas.
Amigo, iré a tu lado dentro de poco y recordaremos todo lo que nos ocurrió desde nuestra juventud.
Esperame un tiempo, de acuerdo?.
Egami ha sido un auténtico prodigio de karate. Dedicaba toda su vida a desarrollar su propio estilo. Gozaba de muchos discípulos que le respetaban. Con él evolucionó el karate en general. Nadie podía haber aportado más al karate.
Pese a las enfermedades que padecía en sus últimos años, su pasión e inquietud jamás se vieron mermadas. Hasta el último momento se preocupaba por transmitir mejor su mensaje.
"Para superar el karate tradicional y hacerlo evolucionar, me he precipitado demasiado al poner tanto énfasis en el alma?".
"Sería mejor obligar a los alumnos de primer dan hacia arriba a practicar el tsuki con el makiwara?".
Sus preocupaciones eran infinitas, lo cual manifestaba que él siempre mantenía su pasión por el karate y se preocupaba por conseguir una mayor eficacia en el método de enseñarlo.
Otra preocupación se basaba en el temor de que su estilo se hubiera convertido en una forma sagrada, intocable e inmodificable. De ser así hubiera resultado paradójico, puesto que él, de joven, se reveló contra la Kyokai que había convertido todo en algo intocable.
Me atrevo a decir que la mayoría de sus preocupaciones venían de la debilidad mental de la juventud.
"Muchos jóvenes vienen a visitarme, pero se callan y no me preguntan nada. No hacen más que mirarme, imitarme, no entiendo qué quieren de mí. Parecen que cuentan sus visitas. El que habla siempre soy yo y me dejan agotado y triste al final ...".
"Si en el entrenamiento critico a un joven o le advierto de algo, se le encoge el corazón y algunos no vuelven a entrenar. Ya no hay jóvenes firmemente dispuestos a buscar la verdad con tesón y sin desanimarse, siempre con enormes ganas de aprender? .... " .
Como suele decirse, los jovenes de hoy ya no tienen nada que ver con los de antes. No quieren duros trabajos, sólo quieren alcanzar la meta sin hacer esfuerzos y mediante un camino fácil. Esto lo explica fielmente una película cuyo título me hace tanta gracia, como es "Cómo ascender en tu empresa sin duros esfuerzos".
El logro de la civilización nos permite disfrutar una vida cómoda y fácil. Los jovenes siempre tienen la enorme ventaja de tener los logros a su alcance. Desgraciadamente una vez acostumbrados a la comodidad, son incapaces de pensar que en cada logro hay implícitamente muchos años de esfuerzos y de investigación. Ellos no llegan a pensarlo y su mentalidad es débil.
Los jovenes alumnos de Egami comparten esta debilidad de sus coetáneos. Deberían remontarse a aquellos años duros de entrenamiento para entender, revalorizar y aprobar definitivamente los logros conseguidos por los maestros. Pero quién hace este ejercicio?
A Egami le horrorizó ver a los jovenes imitar sus logros, transformándolos en unas meras formas. Esto ocurrió con la técnica IRIMI, que debe practicarse con desafío ante cualquier ataque del contrincante y con una fuerte disposición mental. Sin embargo los jovenes la practican sin ese desafío y sin esa disposición la convierten, encima, en una mera forma de esquivar.
Los jovenes están cambiando, y con este cambio hay que modificar el método de enseñanza.
Pero cómo modificarlo?.
De ahí viene su intención de empezar a introducir en el entrenamiento el makiwara que había descartado como inútil. Los alumnos deberán practicarlo, sentir dolor físico y entender la inutilidad del aparato para alcanzar el nivel superior.
"Oye, Hironishi, Qué opinas tú sobre la tendencia a huir de esta juventud?".
"Qué quieres que te diga? No hay arreglo fácil. Mucho tiempo necesitaremos para ver si esta tendencia aumenta o se mantiene a este nivel. Luego se nos ocurrirá alguna solución".
"Tú puedes decir eso porque gozas de buena salud y tienes tiempo. No estoy en tu misma situación y por eso quisiera que me dieras alguna solución".
"La verdad es que no tengo ninguna".
Mi amigo Egami ha muerto.
Yo debería seguir con su deseo de animar a los jovenes. Pero estoy cansado. Físicamente me encuentro bien, pero su muerte me ha debilitado y estoy muy cansado. Ahora me da la sensación de vivir en un enorme vacío. No podré reponerme de este cansancio.
Yo debería decir que seguiré realizando los sueños de mi amigo, pero no puedo. Mis palabras sonarían falsas. No podría decirlas.
Amigo, iré a tu lado dentro de poco y recordaremos todo lo que nos ocurrió desde nuestra juventud.
Esperame un tiempo, de acuerdo?.
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