¡ME CAERE SIETE VECES PERO ME LEVANTARE OCHO!
La tradición tiene su centro en el templo de Daruma en el monte Shorizan de la prefectura de Gunma. Allí se honra la memoria de Bodidharma, Daruma, un maestro zen chino que pasó nueve años sentado sin moverse en meditación en una cueva. Desde el punto de vista japonés todo un modelo de autodisciplina y perseverancia. Cada 6 y 7 de enero los debotos pueden disfrutar de un enorme mercadillo donde se venden miles de pequeños darumas, muñecos de madera de forma redondeada, sin brazos ni piernas y con un llamativo bigote negro. Su forma y su tendencia a recuperar el equilibrio simbolizan la capacidad de resistencia y la voluntad.
Siempre me preocupó esa asociación tan pragmática y japonesa entre la buena suerte y la capacidad para recuperarse pronto de los golpes… Sobre todo porque no es que se suponga que no te vayan a afectar… Daruma perdió piernas y brazos en su meditación y algunas versiones largas del relato son un tanto escabrosas. La suerte se te desea para que consigas pronto tu propósito, no para que tenga pocos costes.
Pero, aunque suene mal, como negar que los costes aumentan significativamente el valor del objeto de deseo una vez conseguido o que en estos tiempos en los que un bajísimo nivel de resistencia a la frustración asola occidente, el ser capaz de recuperar rápidamente la postura tras un batacazo te coloca en una posición… privilegiada de algún modo.
Por cierto que cuando te regalan un Daruma, trae ambos ojos en blanco. La tradición dice que al recibirlo debes pintar uno de ellos y pedir un deseo, pintando el otro cuando se haya cumplido. Suelen regalarse en Año Nuevo, en los cumpleaños, o al comenzar con un nuevo negocio
Tradicionalmente muchos de los que se reciben en Año Nuevo se queman un año después en un ritual llamado daruma kuyo. Aunque siempre queda guardarlos en un aparador para recordar los deseos cumplidos… y los golpes que superamos para conseguirlo.
Siempre me preocupó esa asociación tan pragmática y japonesa entre la buena suerte y la capacidad para recuperarse pronto de los golpes… Sobre todo porque no es que se suponga que no te vayan a afectar… Daruma perdió piernas y brazos en su meditación y algunas versiones largas del relato son un tanto escabrosas. La suerte se te desea para que consigas pronto tu propósito, no para que tenga pocos costes.
Pero, aunque suene mal, como negar que los costes aumentan significativamente el valor del objeto de deseo una vez conseguido o que en estos tiempos en los que un bajísimo nivel de resistencia a la frustración asola occidente, el ser capaz de recuperar rápidamente la postura tras un batacazo te coloca en una posición… privilegiada de algún modo.
Por cierto que cuando te regalan un Daruma, trae ambos ojos en blanco. La tradición dice que al recibirlo debes pintar uno de ellos y pedir un deseo, pintando el otro cuando se haya cumplido. Suelen regalarse en Año Nuevo, en los cumpleaños, o al comenzar con un nuevo negocio
Tradicionalmente muchos de los que se reciben en Año Nuevo se queman un año después en un ritual llamado daruma kuyo. Aunque siempre queda guardarlos en un aparador para recordar los deseos cumplidos… y los golpes que superamos para conseguirlo.
1 comentario:
excelente blog!!!
gracias por el esfuerzo puesto en el
saludos desde Mexico
xen
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